miércoles, 29 de abril de 2009

bitácora 1

Entonces la vi. Tanto había escuchado hablar de aquellas criaturas, tanto había estudiado sobre ellas, y al fin veía una.
-Esto vale la pena. -Le dije a mi padre- esto vale la pena todo ese tiempo invertido. Ahora veo por qué es su creación favorita. Es simplemente... hermosa. -Dije sin poder expresarme del todo bien.
-Es hembra, como tú.
No supe como mi padre pudo siquiera comparar a aquella criatura conmigo, así que volví mi mirada hacia ella un tanto irritada con la comparación. No podía haber comparación.
-No se ve feliz. Quisiera hacerla feliz. -Señalé, pues su rostro se veía más bien preocupado, mientras caminaba por el "parque".
-No no, ese es un pensamiento irracional, pequeña. -Dijo tomando una postura seria- No puedes, por más que quieras, darles la felicidad a los humanos.
Mis ojos se abrieron como órbitas.
-¿Qué quieres decir?, hemos visto por sus documentales que se les da la felicidad a través de la persona con la que pasan el resto de su vida. -Dije volteando a verla por última vez, mientras daba sus últimos pasos dentro del parque- Quisiera ser yo la que se la diera.
-No, no todas esas cosas son documentales. -Dijo bajando la mirada- muchos de ellas son solo mentiras.
Mi mente no hacía más que confundirse al escuchar aquello.
-¿Por qué harían documentales de mentiras? -Dije mientras intentaba pensar por mi misma una opción viable, la cual no encontré.
Mi padre dio un gran suspiro y tocó mi cabeza en modo de condescendencia.
-Todavía te falta aprender mucho de los humanos, niña. Aunque los veas tan hermosos por fuera, con tanta variedad de formas y tamaños, tan exoticos, son autodestructivos. Esas cintas son una forma de autodestrucción. La verdadera felicidad de los humanos, viene de ellos mismos, desde dentro de ellos, pero esas cintas les mienten haciéndoles creer lo contrario.
Sentí como mi estómago se revolvía.
-¿Por qué cualquier ser sería autodestructivo?
-Por su ley más simple y absurda.
Esperé a que la dijera.
-La supervivencia del más fuerte. -Me miró expectante, pero yo no lograba entender mucho de aquella charla, esa frase no tenía sentido alguno...- ¿Por qué no trabajarían juntos para sobrevivir todos?
-Como te dije, niña, te hace falta aprender mucho de ellos. Caminemos, tal vez no sea bueno por ahora hacer contacto con ellos, te hacen falta algunas otras charlas sobre ellos...-Me dijo mientras empezó a caminar de vuelta a nuestro hogar por el portal, mientras yo veía pasar a dos pequeños humanos.
-¿Ellos no son así también, verdad? -pregunté aún esperanzada, mientras cruzabamos el portal.
-Ellos son los seres más perfectos en todo el cosmos, es por ellos que investigamos a la humanidad. Queremos averiguar qué es lo que los vuelve tan autodestructivos en vez de hacer que esa perfección crezca.
Mi esperanza renació con esas palabras mientras el portal se cerraba detrás nuestro.