viernes, 23 de enero de 2009

A los corazones rotos

-¿Está ocupado? -me dijo con rostro despreocupado y tranquilo, tal vez había salido a relajarse como yo. Una joven hermosa, sin duda alguna.
-No, no, siéntante, adelante -dije con el shock de su belleza concentrado en mi boca, aún despreocupada se sentó junto a mi, y sin voltearme a ver volvió la cabeza al río.
-Linda mañana, ¿no? -dijo sin muchas ganas, y su rostro ahora tomaba melancolía como sensación principal.
-Linda -dije sin muchas ganas yo tampoco. Su melancolía ahora se pegaba a mi.
Ahora ambas mirábamos el río, pensando en nuestras propias causas de melanconlía.

La extraño... quisiera, tan solo, poder abrazarla y decirle que la adoro con cada fibra de mi ser... ella lo sabe, y lo sabe muy bien. Pero yo también sé... también sé que ella lo hace, pero no igual, ella me ve, cuando mucho, como una mejor amiga. Una mejor amiga demasiado masoquista como para seguir hablando con ella todos los días y arriesgarse a que uno de esos días algún imbécil la llegue a notar como yo lo hice, como yo lo hago, y ella le de un "si", el gran si que yo jamás recibiré...

-¿Por qué lloras? Si no es mucha intromisión... -preguntó la chica, ahora con cierta empatía en su voz.
Mi mano saltó a mi cara casi como reflejo a secar aquella prueba de mi amor no correspondido.
-Uh, no me había fijado... -dije en evasiva. Tal vez no se lo tomaría tan bien si se lo contara.
-Yo también estoy triste -dijo volteando la vista, al ver que no me sacaría mucho sin ella antes exponerse un poco. Su rostro se crispó, dejando ver un atisbo de dolor- él... él mintió.

En ese momento supe de que hablaba. Había escuchado ya casos iguales desde hacía tiempo. Jamás me habían pasado a mí, pero hasta donde mi conocimiento llegaba, era un dolor insoportable, algo con lo que era difícil vivir día a día, el dolor de un corazón roto. No hice sonido alguno. Su rostro se clavó en sus manos entrelazadas, recostadas en sus piernas, dejando así caer un mechón de cabello sobre su bello rostro redondo y dolido.

-Él dijo... que jamás me dejaría. Él dijo que... -hizo una corta pausa- él me hizo creer. Él me hizo creer que yo era la única en el mundo. Él me hizo creer que no había belleza comparada con la mía. Él me hizo creer que nadaría un atlántico tan sólo para ir a verme cuando estuviera mal. Él me hizo creer que jamás se separaría de mi. Yo le creí. Yo le creí cada una de las poesías y proesas que me dedicaba y dedicaría por el resto de nuestras vidas, y en prueba de mi fe a él, le entregué lo único que podía valer tanto como para mantenerlo conmigo. Le di mi corazón. Se lo entregué sin duda alguna, se lo entregué ciega, pendiendo sólo de lo que él me decía.

En su rostro habían ya cruzado varias lágrimas mientras me mencionaba todo aquello, y sentí el terrible dolor que había sentido yo al recibir el no. No sé si se podía comparar con su dolor, pero me sentí abatida, pero por respeto, no lloré. Esperé a que terminara.

-Y un día -dijo volteando al cielo, sin dejar de derramar lágrimas- uno de esos infinitos días en los que yo sentía que la felicidad no iba a acabar, de repente, comencé a ver cómo se empezaba a apagar. Quise negarlo, quise creer que era sólo un mal momento, que todo pasaría al día siguiente. Pero lo único que pasaba al día siguiente era que el mal momento crecía y crecía, y cada vez podía hacer menos para recuperar aquellos infinitos días de felicidad.

El silencio reinó, y supuse que el resto era sólo más dolor y tristeza. Mi empatía no era buena, pero el odio que sentía por todos esos hombres que tienen a las mujeres más dulces y bellas era grande, sigo sin comprender que lleguen a hacer eso. Lleguen a sentir que necesitan algo más, y desaparezcan tan fácil como si no fueran seres con sentimientos. Lleguen a despreciar algo tan hermoso como un corazón totalmente entregado.

-¿Te pasó igual? -preguntó secando sus lágrimas, viendo que las mías brotaban ahora.
-No -dije seria- pero detesto a los hombres que hacen eso. No merecen ese corazón tan bello que se les fue entregado.
Una sonrisa apareció en su rostro.
-Gracias por escucharme -dijo más tranquila, y se acercó a darme un abrazo el cual yo venía queriendo darle desde el momento en que derramó la primer lágrima.
-Gracias por confiar... no merece tus lágrimas -dije secando la última lágrima que derramó. Mi cara era demasiado seria. Tanto que le dio gracia, y soltó una pequeña risa.
-Ella también se lo pierde... -dijo sería, con una sonrisa, recostándose en mi hombro. Me puse rígida por unos momentos y después me tranquilicé, había comprendido lento.
-Intenta convencerla... -dije, y en ese momento ambas reimos y nos dedicamos a ver el río, más tranquilas que cuando habíamos llegado.

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Hoy no se menciona a Hayley, por respeto a los corazones rotos y en recuperación. Mi más sincero abrazo, beso y apoyo para aquellas por las que hayan pasado por lo mismo. Dedicatoria especial para Maka y Ari.

6 comentarios:

. dijo...

No inventes, me hiciste llorar... mucho antes de llegar al final. Y en un momento quise eso, que hubiera sido escrito para mi, simplemente por el hecho de que describia perfecto lo que en estos momentos siento. Un dolor horrible, Michelle... "Como ella te lo dijo"

No se que hacer, ni que decirme para estar bien... Y se que lo estare, pero por eso no he querido escribir nada... no tengo palabras. Y aunque a veces tengo fuerzas para seguir, otras no.

Solo quiero decirte que gracias, hace días que queria deshaogarme y no podía. Ahora lo he hecho.

Nose por que, pero lo supiste... diste en el clavo a la perfección.

Un abrazo fuerte.

Araha dijo...

Me da gusto que hayas podido desahogarte Maka, sé que estás lejos, pero yo te mando un gran abrazo y espero que ese dolor desaparezca lo más pronto posible.

Saludos... y se perseverante.

Anónimo dijo...

hola!..muy buena!..me gusto!..y espero..aunque no se lo q le paso a Maka!..q te mejores!...besos cuidate!...

gracias por tu comet!...
te quiero!..

Anónimo dijo...

a mi rompieron el corazon y aun asi lo sigo amando con cada uno de ellos...LO ODIO MUCHO PERO,LO AMO MAS...

Anónimo dijo...

yo tambien soy uno mas de muchos que han dejado el alma con una persona, pero se aprende que los que no tenemos amor lo cuidamos, pero aquellos que tinen muchos amores no los cuidan.
en pocas palabras el verdadero amor es aquel que te ama y no te iluciona.

Araha dijo...

Sí, creo que tienes razón. Pero claro, ¿sabemos distinguir cual es cual a la hora de amar?...
Me refiero a que quizá incluso convencido de eso, podrías volver a ilusionarte y todo sin darte cuenta...
He visto últimamente que el amor es algo peligrosamente satisfactorio. Dolorosamente placentero. En fin, un dualismo diario, que seguramente vale la pena intentar aún sabiendo las posibles consecuencias.