domingo, 10 de enero de 2010

mi miedo

Ya no... ya no aguanto hablar con él.
Me siento mal, me siento impotente, me siento tan fuera de lugar, siento como cada persona espera algo de mí y me da vergüenza ver hacia abajo y encontrarme con que esperan mucho más de lo que realmente soy. Pero eso ahora no viene tanto al caso.

La cosa hoy tiene que ver con mi padre... últimamente su estado mental... su enfermedad lo está destruyendo, física y mentalmente, y lo único que tiene en estos momentos para no derrumbarse totalmente es caminar, dormir o hablar. No puede hablar con mi abuela, porque ella es como el 50% de culpabilidad de esto. ¿Qué queda? Yo. Todo se atropella y no sale como debía...
No resisto escuchar a mi padre quejarse de que ya no quiere vivir. No me gusta mantenerlo. No me gusta tener que estar con él porque si no, se sentirá mal. No me gusta como esta saliendo todo esto, y estoy enojada con mi prima, porque fue ella la que lo empujó a venir en primer lugar. Yo no quería que él viniera porque, exactamente lo que yo predije, se cumplió, y para peor, también su condición mental empeoró. No encontró trabajo. Sigue en su estado de desidio. Está succionando mi dinero (quiera o no). Está empeorando su enfermedad.

Todo me da rabia, todo... el que haya desperdiciado tantas oportunidades que se le dieron, se le dieron MILES de oportunidades, con la novia que tenía antes de mi mamá, con mi mamá, con los psicólogos, con mi abuelo, con mi abuela, con sus hermanas, con mis hermanos y conmigo, y me da rabia que quiera ahora que ya no puede evitar las consecuencias de sus actos escapar de todo. Me da rabia también que todo lo que veo que sufre, y que sufrió desde siempre está tétricamente en un patrón, el cual, para mi suerte, estoy siguiendo al pie de la letra. Tengo miedo, estoy aterrada también... me aterra saber que si... no hago más esfuerzo, voy a acabar como él. Temo a tratar a las personas que amo como él. Temo a dejar las cosas a la mitad, o menos de la mitad, o siquiera... sin empezar, por el gran desidio que heredé de él y... siento y veo cada día en mí. El desidio es lo que más me aterra. Me aterran las calificaciones que saqué este semestre, calificaciones que son tan fáciles, que la única razón por la cual reprobé fue el desidio. Me aterra que será de mi futuro si continuo caminando los mismos pasos que él. Me aterra que su bipolaridad de 3.12 minutos se me pegue. Pero lo que más me aterra, es que cuando me hacen esa simple pregunta... "¿Y cuales son tus metas a corto y largo plazo?" yo simplemente me quedo con la boca abierta, con un dedo levantado, pero un nudo en la garganta. No tengo aspiraciones para mi vida, y eso me exaspera y me desanima horriblemente.

Otro asunto que me tiene preocupada es que... temo no cumplir las dichosas espectativas. Lo pensé, quizá un par de segundos porque pensar me trae dolores de cabeza (literalmente), y no estoy triste porque no cumplo las espectativas de mi mamá, o de mis tíos, o de mi papá, o de mis abuelas, sino que no cumplo mis propias espectativas. No sé muy bien cuales son, porque tengo que pensarlo tendidamente, y como ya dije, prefiero no pensar, simplemente asumo que es el éxito en la vida. Éxito. Esa palabra es muy cambiante, como la realidad, cada quien tiene la percepción de la suya propia. No tengo la mía. No tengo mis metas, no sé cuando tengo un éxito, no sé cuando estoy complaciendo mis metas u espectativas o la de los demás. Quizá esa sea una razón por la cual los jóvenes no encuentren sentido a su vida, ¿hm?, cumplir las metas y espectativas de sus padres/tutores sin saber siquiera cuales son las suyas. Quien sabe...

En fin... tan solo... quería escribir un momento, desahogar todo esto, porque al fin y al cabo, sé que aunque lo hable con algún humano, no se llegará a interesar realmente por lo que diga, así que mejor lo dejo aquí, donde yo pueda intentar reflexionar sobre esto y actuar. No es que sea una antisocial o sangrona o pesada, simplemente siento que hay hasta cierto punto en que tus problemas le incumben a alguien más. Bue...

En estos momentos me gustaría una cantante pelirroja sentada en la banqueta, con mi cabeza en sus piernas, mientras yo estoy recostada en la misma banqueta, mientras ella me acaricia la cabeza... como haría con cualquier desconocida.

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